sábado, 21 de abril de 2007
Cuatro Vitrinas
Vitrina del niño dormido
El fuego enraíza en el barro de la olla
humo de carbón huele dulce junto al aire
vapor de burbuja
de cavidades reventadas por el hervor del caldo
frutas de ocres colores masticadas en una piedra porosa y sombría
junto al verde del chile y la berenjena
Una esencia desértica la sal de la serpiente
: una gota de rocío agrio
—vinagre enmohecido en los ojos—
condimento de ave
uña de pez y carne blanda
La madre que ama a su hijo
lo duerme con canciones de luna
y velas de oscura hierba
lo aromatiza
con el olor de su falda
lo besa bajo el pómulo junto a la boca
lo arropa junto a sí y lo calla
suavemente hasta ahumarlo
Le huele la sangre en la oreja todavía tibia
lo sacia de coros líquidos
lo gutura hasta desgarrarlo
desnudo lo deposita en su espalda
y con espasmoso cuidado lo acuna
en el cuenco del recaudo espumoso
Huele la luz a naranja intenso
La madre amorosa voltea la mirada
hacia la mesa de suelo
estira la mano
y uno por uno
cada uno de
sus cinco hijos
le pide con el plato
el corazón de su hermano
dormido
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4 comentarios:
Qué alegría encontrarte mediante los blogs.
Seguiré leyéndote. un abrazo mi estimado.
Un par de cosas:
1. Tu poema retumbará en la boca de mi estómago por un tiempo.
2. Te estoy linkeando desde mi blog para no perderte de vista.
3. ¿Cómo me puedo comunicar con Mónica González, finalista del torneo de poesía de VersodestierrO, tiene blog?
Por tu atención, gracias ;)
Tabita
Hola, Iván, gracias por visitar mi blog, me da mucho gusto toparte por acá, ojalá y pronto nos veamos, hace falta charlar.
un abrazo
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