sábado, 13 de febrero de 2010

La ley de los cuerpos

Mordaz la ley de la garra
(del perro que rasguña no los ecos, sí en el cráneo de la mente
y evita el brillo de lo muerto en sus ojos de lodo
y sale a masticar los ventanales del cadáver
para pedirle residuos de su bagazo)

El hombre es el asma que escupe el mundo
―deberá ser comida de las bestias.
Si el hombre no sirve, que lo maten
que le amputen lo que sobra: uñas y párpados,
que le corten orejas a los sordos
que le saquen corazón a los cobardes
ojos a los que no quieren ver
¡tanto desperdicio de órganos!
para qué tantas manos inútiles¡
que las corten!
que amputen esos dedos
y se riegue con sangre el jardín de la inteligencia

Escucho estampida de arañas en el techo del mundo
Escucho que vienen por mí los tentáculos de los muertos
Escucho un crujir de tijeras oxidadas que me partirá
/el cuerpo en gajos

Pero antes envenenaré a los perros
que orinan el árbol endurecido de la vida
y esperaré
que les arrojen cal junto al cadáver de sus amos.